¿Cuántas veces has oído eso de que hay que seguir todas las normas de seguridad por el propio bien del trabajador? Seguramente muchísimas. Pero, ¿estáis completamente seguros de que las seguís a raja tabla durante toda la jornada? Casco, guantes, gafas, postura correcta, zapatos de seguridad, mascarillas… podríamos seguir hasta cansarnos. ¿Cuántas veces has pensado, bueno como es solo esto no pasa nada? Muchas veces, dada la experiencia nos volvemos un poco confiados y nos relajamos ante las situaciones de riegos porque se vuelven el pan de cada día.
La ropa de seguridad sirve para evitar o reducir los daños que puedan ser ocasionados por la naturaleza de nuestro trabajo. Muchas veces incordia, sí, pero mejor a salvo y con calor que tener que salir corriendo al hospital. Por ejemplo, te imaginas a una persona que trabaje con material muy pesado, hacerlo sin sus botas para trabajar reforzadas. Hay medidas que no son tan evidentes, como las gafas protectoras o las mascarillas que son igualmente necesaria. Así que, el próximo día antes de empezar pregúntate ¿Estoy haciéndolo bien?