El turismo gastronómico se ha convertido en un elemento clave en la economía española. Del total del gasto realizado por los turistas internacionales en nuestro país en 2017 (80.664 millones de euros), el 15,5% se destinó a la gastronomía (12.509 millones de euros), según se recoge en el informe “La gastronomía en la economía española. Impacto económico de los sectores asociados”, elaborado por KPMG.
El turismo gastronómico es un negocio emergente. Cada día son más los visitantes que llegan a nuestro país seducidos por lo que se cuece en los fogones españoles. Y no solo se trata de sentarse a la mesa y comer. Quieren descubrir desde dentro nuestra gastronomía, con experiencias culinarias desde que el producto nace hasta que llega a la mesa.
Por eso están surgiendo agencias que ofertan nuevos servicios para satisfacer la demanda de este tipo de consumidor: rutas por las dehesas extremeñas donde se crían los cerdos ibéricos; visitas a las almazaras donde se elabora el aceite de oliva virgen, a las bodegas de vino, a las fábricas de jamón, a los mercados de abastos y lonjas… Ya se diseñan rutas de tapas por el casco viejo de muchas ciudades españolas; se visitan lugares específicos, por ejemplo, los cultivos de azafrán, las subastas de pescados, las almadrabas para conocer la pesca del atún con esta técnica….
Bebe Birra, bar de cervezas y tapas en Barcelona, procede a abrir franquicia de hostelería en Granada y espera impaciente la llegada y gran acogida del público.